Peacock King (Dioses contra demonios) -1988- By: Felipe Múgica

Hay que lanzar un aviso de entrada para los despistados. Pese a que que tengamos a Yuen Biao como protagonista y en un papel más secundario a Gordon Liu, no nos encontramos ante un film de artes marciales sino más bien ante una historia de fantasía y aventuras donde Biao y el japonés Hiroshi Mikami son dos monjes que deben unir sus esfuerzos para salvar al mundo.

Una vez esto aclarado llegan las sorpresas de verdad (al menos para el que escribe) ya que, una vez sentados para verla, descubrimos que la película se trata de un festival de efectos especiales, de monstruos y de acción sin descanso que, o bien te encanta y te fascina (como es mi caso) o te parece una real mierda (como varias opiniones que he leído por la red).  Atendiendo al tema de los efectos especiales, el film es hijo totalmente de su tiempo, finales de los años 80 (y así también el peinado de alguna criatura venida del más allá, por cierto), con lo que nos encontramos ante un muestrario completo de efectos artesanales de la época: maquillajes, monstruos creados con animatronics, pequeñas criaturas animadas mediante stop-motion, transparencias… lo que, para un nostálgico de este tipo de efectos lo convierte en una verdadera delicia, la verdad.

La historia es frenética y muy loca, como pide un largo de este estilo, a veces desafiando la lógica (la chica protagonista no duda en unirse a los dos monjes en su lucha para salvar el mundo como si no fuera algo de lo más peligroso). Los personajes se mueven de un lugar a otro de Asia (Tokio, Hong Kong, Tibet) en su misión y tendremos giros sorpresivos en el historia, como está mandado. 

Volviendo al asunto de lo sorprendente del film, sorprendente es también el diseño de algunas de las criaturas y de alguna de las ambientaciones. No puedo evitar mencionar el escenario del clímax final, con un diseño que hubiera hecho las delicias de H.R. Giger y que, aparentemente fiel al mundo del artista, incluso contiene decoraciones con motivos sexuales (¿o acaso esas aberturas en uno de los muros no recuerdan a vaginas?). Por tanto, como digo, la película resulta toda una sorpresa y un descubrimiento; por su fantasía desbordante, por su despliegue de efectos y por una historia que no puede ser más entretenida. Para alguien, enamorado del cine de Hong Kong de esta época y de este tipo de historias fantásticas y de efectos especiales artesanales, el film resulta toda una delicia.

Como curiosidades, destacar que el largometraje fue co-dirigido por el propio Yuen Biao, en una de las pocas veces en que el actor se sentó en la silla de director, basándose en un manga de aquellos años, que también contó con adaptación animada.

TRAILER


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